Adecuada nutrición en la infancia
A diferencia de la dieta de un adulto, cuando se elabora la de un niño se deben tener en cuenta dos factores: las necesidades superiores de proteínas para su adecuado crecimiento y de hidratos de carbono para alimentar el derroche de energía de que suelen hacer gala los niños vitalmente sanos. Así, la nutrición debe incluir alimentos ricos en proteínas, entre los que figuran la carne, el pescado, la leche y sus derivados, los huevos y las leguminosas y también aquellos que tienen abundantes cantidades de hidratos de carbono, como la miel, el azúcar, el pan, el arroz, las papas, legumbres secas y los plátanos.
Hay ciertas medidas que no solo ayudarán al niño a consumir una variedad equilibrada de nutrientes sino también a que adopte hábitos dietéticos. Una de ellas consiste en acostumbrarlo a comer alimentos variados: desde papas hasta frutas exóticas. Las verduras tienen, en general, fama de no gozar del aprecio infantil, pero cuando están bien combinadas y se presentan de forma atractiva suelen ser bien aceptadas. Un plato de espinacas hervidas, sin más, no ejercerá la misma atracción que un budín de espinacas y huevos con un toque de queso y bañado con una salsa ligera de tomates naturales. Otra medida eficaz es la de explicarles para qué sirven los distintos alimentos.
Obesidad infantil
Los tejidos grasos se forman en la infancia y en los primeros años de la adolescencia, una vez instalados permanecen en el cuerpo para toda la vida. Los padres que se preocupan por la obesidad de sus niños y niñas, deben ayudarlos a asumir el proceso. Uno de los remedios es convencerlos de que su obesidad les hace daño e iniciarlos en una dieta nutritiva. La supresión de golosinas, pasteles, fritos y embutidos no es fácil, pero tampoco imposible, especialmente si se pone un poco de imaginación en la elaboración de los alimentos sustitutivos.
