Alarmante el riesgo de acidificación para los océanos del planeta

Publicado por: @lnkvrd el 23 febrero, 2011
arecife

La acidificación del océano es un proceso causado por el aumento de las emisiones humanas de dióxido de carbono. Estas emisiones de CO2, además de acelerar el calentamiento global, alteran la química de las aguas del océano y las conducen hacia una progresiva acidificación.

Este fenómeno, junto al exceso de nutrientes que en su mayoría lo es el nitrógeno, es provocado por el derrame de fertilizantes agrícolas y otros residuos, lo que contribuye al incremento en los mares y océanos de las denominadas «zonas muertas». Aquí, los bajos niveles de oxígeno agravan las condiciones de vida para la gran mayoría de especies  marinas.

Las crecientes emisiones de dióxido de carbono, que provienen principalmente de la quema de combustibles fósiles para la obtención de energía, han hecho que la acidificación del océano aumente en un 30% en comparación con los niveles pre-industriales. 

Esto ha provocado que el pH de las aguas superficiales de los océanos haya descendido considerablemente. Si las emisiones de carbono siguen aumentando a la velocidad actual, el pH del agua de la superficie de los océanos descenderá a 0.2 unidades antes de 2050, alcanzando el nivel más bajo de los últimos 20 millones de años.

Estas deducciones se basan en los análisis de los cambios de acidez marina reconstruidos a lo largo de la historia de la  Tierra, alertándonos sobre la magnitud y gravedad del cambio antropogénico en la química marina. Los autores de este estudio afirman que a finales del siglo XXI se alcanzarán niveles de acidez intolerables para muchos organismos marinos y se llegará a condiciones sin precedentes en los últimos 40 millones de años.

Para medir esto no han utilizado la máquina del tiempo, pero han observado el nivel de acidez de los océanos a principios del siglo. Un equipo internacional, liderado por Jason Hall-Spencer, biólogo marino de la Universidad inglesa de Plymouth, ha estudiado los alrededores de la isla italiana de Ischia, cuyos fondos marinos reciben dos millones de litros de CO2 diarios debido a unos escapes volcánicos. Los científicos creen que todos los océanos en el año 2100 tendrán cantidades similares de CO2 si continúan aumentando las emisiones de este gas de efecto invernadero.

Los científicos han explicado en la revista “Nature” que la acidificación ha alterado radicalmente la ecología del lugar, contabilizando un 30% menos de especies. Las algas calcáreas se encuentran entre las decadencias más llamativas. Hay que tener en cuenta que con unos niveles normales de pH del agua, estas algas suelen cubrir el 60% del lecho marino.

Asimismo, los investigadores han detectado la escasez de otras especies con esqueleto calcáreo, como corales, estrellas o erizos de mar. La falta de este último, por ejemplo, puede ser un problema grave en el Mediterráneo, ya que es un depredador natural de la Caulerpa, un alga tóxica invasora en este mar que ha acabado con muchas especies autóctonas.

No obstante, los investigadores también han comprobado que el nivel de acidez varía dependiendo de las condiciones meteorológicas y del oleaje, que posteriormente devolvía temporalmente al agua su pH normal. Este dato podría suponer una figuración de esperanza para especies con hábitats en aguas movidas, como percebes y lapas.  A este paso cuando lleguemos a finales de este siglo, el pH habrá caído 0.4 unidades, casi el doble de los niveles naturales de acidez del océano. Estos cambios se están produciendo a una velocidad 100 veces mayor que en cualquier otro momento en la historia de nuestro planeta.

Esta acidificación tiene importantes repercusiones para los organismos marinos. Al ocurrir ésta se produce una reducción de la cantidad de iones de carbonato en el agua. Muchos animales marinos necesitan iones de carbonato para el carbonato cálcico la cual es indispensable en la formación de esqueletos y conchas. Esto afectará su desarrollo y su capacidad de reproducción, lo cual es un inminente peligro para sus poblaciones. Entre las especies más amenazadas están los corales, cangrejos, langostas, almejas y ostras.

Esto no se queda aquí ya que la disminución de especies menos conocidas, como los pterópodos que son los pequeños caracoles marinos, tiene un efecto importante a niveles más altos dentro de la cadena alimentaria. Los pterópodos son una importante fuente de alimentación para muchos tipos de peces, ballenas y pájaros de las regiones polares y subpolares. También son preocupantes los efectos en los corales, ya que de por sí son altamente sensibles al entorno, puesto que cerca de un cuarto de todas las especies marinas dependen de los arrecifes de coral como refugio, guardería, fuente de alimentación y área de desove. Esto equivale a nueve millones de especies marinas, incluidas cuatro mil especies de peces. Se pronostica que en este siglo habrá una extinción masiva de los corales tanto en aguas tropicales como frías si no se logran controlar las emisiones de carbono.

Para los seres humanos la acidificación del océano también tendría una seria repercusión, ya que si se produce una mayor perdida en las poblaciones de peces crustáceos, esto tendrá un gran impacto en una fuente importante de proteínas para millones de personas. En el 2006, el pescado fue por lo menos el 15% de la ingesta promedio de proteínas animales para 2.9 miles de millones de personas.

También se verá negativamente afectado el medio de vida de los 47.5 millones de pescadores que hay en el mundo. Por otro lado, la industria pesquera le da empleo a otros 120 millones de personas, que sustentan al 8% de la población mundial.

Como ya sabemos la principal causa de la acidificación de los océanos son las emisiones humanas de dióxido de carbono, las cuales son producidas principalmente por la quema de combustibles fósiles para el transporte, tales como los autos, camiones, trenes, barcos y aviones. Por otro lado también están los procesos industriales y la producción de electricidad que se genera en centrales eléctricas de carbón, petróleo y gas.

El nivel de las emisiones humanas de dióxido de carbono se puede obtener midiendo la concentración de este gas en la atmosfera terrestre.  Y para tu conocimiento dicho nivel está actualmente en 385 partes por millón. Lo que está muy cerca de lo que los científicos llaman el “punto crítico”.  Para los arrecifes de coral este “punto crítico” es cuando ya se extinguen sin poder recuperarse y esto ocurre cuando las concentraciones de dióxido de carbono alcanzan las 450 partes por millón. Lamentablemente a la velocidad actual de crecimiento, se espera que esta acidificación llegue a ese llamado “punto crítico para mediados y finales de este siglo.

Afortunadamente hay cosas que podemos hacer para prevenir que esta situación tan peligrosa para la vida se agrave más aun.  Para que los océanos vuelvan a la normalidad, las concentraciones de dióxido de carbono tendrían que estabilizarse en 350 ppm o menos. Esto supone una reducción de las emisiones globales de un 80 a un 90% antes del año 2050. Sólo podremos conseguirlo con un cambio a gran escala de combustibles fósiles a fuentes de energía alternativas tales como la eólica o la energía solar.

Existen organizaciones que están trabajando arduamente para proteger y recuperar los océanos del mundo. Entre ellas esta OCEANA, quien es la mayor organización internacional de conservación de los océanos en Estados Unidos en la que trabajan científicos abogados y activistas de base para conseguir objetivos concretos.

En nombre de nuestro planeta, hacemos un llamado a la conciencia de todas las personas y en especial de los líderes mundiales y de aquellas organizaciones dedicadas a la ecología, para que actúen de inmediato en la reducción de las emisiones de dióxido de carbono, con el propósito de salvaguardar los océanos y la vida marina, de los cuales dependen cientos de millones de personas.