El tomate contra el cáncer y la obesidad

Publicado por: @jaguirre el 14 agosto, 2013
Tomate

Es carnoso, jugoso, refrescante y su sabor gusta a casi todos. Aunque tradicionalmente ha sido utilizado como una verdura, el tomate es una fruta y su apetitoso color rojo es solo una señal de la cantidad de propiedades nutricionales que posee.

El tomate debe su tonalidad a su contenido de licopeno, una sustancia que a pesar de no nutrir al cuerpo, sí le otorga grandes beneficios como protección frente a numerosos tipos de cáncer (estómago, vejiga, pulmón, próstata, colon, mama, esófago y páncreas). Además, el licopeno previene la arteriosclerosis.

Esta deliciosa fruta también es refrescante y diurética, es decir, estimula la eliminación de orina y junto con ella se eliminan las toxinas retenidas en el organismo. Esto lo hace un aliado contra enfermedades como la hidropesía (la acumulación de líquidos en el cuerpo con hinchazón de los tejidos) y la obesidad.

Además de las toxinas que expulsa, el tomate también se encarga de eliminar el ácido úrico y de reducir el colesterol. Es también una fruta calmante, remineralizante y un excelente desintoxicante y purificador del hígado.

Ayuda en el tratamiento de la reuma y es un buen laxante si lo consume con semillas y piel. El tomate es además un gran tónico muscular y cardíaco (el consumo de tomates y sus productos derivados disminuye el riesgo de ataques al corazón) y ayuda en la formación de los glóbulos rojos.

Es eficaz deteniendo el crecimiento de hongos parásitos, causantes de enfermedades en personas, incluyendo los hongos que originan el herpes.

Las bondades del licopeno

El tomate es rico en licopeno, sustancia a la que le debe su color rojo. Los tomates frescos tienen este anticancerígeno, pero se encuentra en más cantidad en los cocinados, pues la cocción libera este elemento y facilita su absorción por el organismo.

El licopeno también previene la artearteriosclerosis y estudios científicos demuestran que combate el síndrome de degeneración macular, principal causa de ceguera en los mayores de 65 años. También lucha contra el envejecimiento prematuro de las células.

Glutation para limpiar el organismo

Esta sustancia otorga al tomate propiedades antioxidantes, es decir, detiene el daño a las células del cuerpo. Además, ayuda a eliminar los radicales libres, responsables de la aparición de muchas enfermedades, entre las que se encuentra el cáncer.

El glutation elimina las toxinas del cuerpo. Su acción es especialmente eficaz contra los metales pesados que, con el tiempo, producen deterioro del organismo. Se ha comprobado que el tomate ayuda a eliminar el plomo retenido en el cuerpo.

Corazón sano por los bioflavonoides

Otro de los elementos benéficos que componen el tomate son los bioflavonoides. Estos hacen que la sangre se vuelva más fluida, disminuyendo la viscosidad sanguínea y el peligro de infarto. Además, toman parte en el mantenimiento de las células.
Además de cuidar su corazón, los bioflavonoides protegen a las venas y a las arterias. Por sus propiedades anticoagulantes, ayudan a detener las hemorragias nasales, el sangrado excesivo durante la menstruación y en el sangrado de las encías.

La vitamina de la juventud y belleza

El tomate contiene vitamina E que protege a las células de cualquier tipo de agresión externa como la contaminación, los pesticidas, el humo del tabaco y el estrés, principal causa del envejecimiento prematuro.

Este elemento también mejora la circulación de la sangre, protege al corazón, disminuye el colesterol, rebaja los triglicéridos elevados y evita la formación de coágulos. También regula la producción de hormonas femeninas.

La piel se protege con vitamina A

Esta sustancia se encuentra en el tomate y uno de sus beneficios es el efecto antienvejecimiento que ejerce sobre la piel. Ayuda a mantenerla hidratada, elástica y colabora con la eliminación de las manchas seniles.
Además, esta vitamina aumenta la fertilidad masculina y femenina, ya que interviene en la formación de los esteroides, base de las hormonas sexuales y suprarrenales, y en particular en la síntesis de la progesterona.