Huertas caseras

Publicado por: @lnkvrd el 23 octubre, 2013
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Las huertas caseras son una fuente de alimento, energía y vitalidad para el cuerpo y el alma. El contacto cotidiano con las plantas mejora la calidad de vida y permite un acercamiento a la naturaleza en un ambiente urbano donde lo verde parece ajeno. Con una huerta en tu hogar podrás disfrutar de sabores intensos, alimentos naturales y conocer los procesos de las plantas atendiendo sus necesidades y presenciando sus cambios. A continuación verás cuáles aspectos tener en cuenta para diseñar tu huerta en casa y tener éxito en el intento.

 

  • El primer paso que debes dar es la observación, tanto interna como externa. Para comenzar debes definir qué es lo que quieres crear: un espacio donde priorice lo estético, un lugar en el cual producir alimentos de manera intensiva, un sector de producción de plantines o bien otras ideas que te surjan. Cuando hayas definido qué tipo de cultivo quieres generar, deberás observar el espacio del que dispones. Entonces, podrás evaluar si el espacio que tienes será adecuado para tu fin: si esto es compatible, ¡es momento de aprovechar las diferentes variables para generar una huerta con mucha vida!

 

  • Para ser un buen horticultor urbano, será útil tomar nota de todo lo que observes. Un listado con la información de tu huerta te servirá para las futuras experiencias. Puedes registrar la fecha de siembra, el día de plantación, la cantidad que has cosechado y todo lo que creas importante para tu archivo personal. Si decides guardar semillas de tu propia producción, recuerda anotar el nombre de la planta, el año de cosecha y la temporada en que se realiza la siembra.

 

  • Hay dos factores que siempre deben estar cubiertos en la huerta. La luz solar es fundamental para cualquier planta: en base a la cantidad de horas que recibas de luz, podrás definir que variedades cultivar. Si recibes poca luz, es aconsejable optar por algunas plantas aromáticas como la menta o el tomillo, y si recibes mucha, podrás gozar con unas ricas tomateras. El manejo del agua también es importante: muchas huertas fracasan por falta de riego. Es necesario tener fácil acceso a una fuente de agua ya que en la época estival las plantas necesitan hidratarse a diario. Una cobertura de hojas en la tierra ayudará a mantener la humedad del suelo y permitirá reducir hasta tres veces la necesidad de riego.

 

  • Una rica tierra es importante para que las plantas puedan alimentarse a través de sus raíces. La perlita es un mineral de origen volcánico y se consigue en pequeños granitos blancos, lista para agregar al sustrato. Con ella, podrás lograr una tierra suelta, húmeda y aireada si la incorporas hasta en un diez por ciento. Para una tierra nutritiva y con PH adecuado, incorpora compost de hasta un veinte por ciento y agrega un poco de humus de lombriz (a veces llamado lombricompuesto) en la superficie del sustrato permitirá potenciar los nutrientes disponibles. Si consigues lombrices, las puedes incorporar a la tierra y ellas solas harán un trabajo constante de mejoramiento aumentando la porosidad y fertilidad del suelo. Con una tierra óptima, te aseguras un buen resultado en tu experiencia.

 

  • Una vez que dispongas del espacio, el agua, la luz y la tierra, debes decidir el origen de tus plantas: puedes producirlas en tu casa a través de semillas orgánicas o bien pueden consultar en los viveros cercanos por platines de estación. Si bien la segunda opción es más rápida y sencilla, no hay placer más grande en la jardinería que ver las semillas germinar y así conocer el ciclo completo. Una vez que elijas tus plantas, deberás averiguar los cuidados particulares que necesita para poder brindarle las condiciones adecuadas.

 

  • En las ciudades es fundamental utilizar los espacios verticales ya que el plano horizontal no siempre está disponible. Para ello hay que recurrir a la creatividad: puedes armar una estructura con palletes reciclados, con botellas plásticas, con bolsas de alimento balanceado para mascotas, con canaletas en desuso y con todo aquello que tengas a disposición para contener un poco de tierra y vida. Recuerda que, por más chico que sea tu espacio o recipiente, siempre podrás disfrutar de unos rabanitos, un poco de achicoria, algo de menta o una fresca lechuga. La cantidad y el tipo de plantas dependerán del lugar disponible, por lo tanto siempre será posible generar algo de alimento.

 

  • Una parte vital de toda huerta es el compostaje. A través de este proceso, podrás aprovechar todos los restos orgánicos que generes en tu jardín y tu cocina para reciclarlos en tu compostera. Para esto, deberás disponer de un espacio donde tirar tus desechos orgánicos y esperar unos meses para su descomposición. Desde un pequeño pozo tapado por unas hojas, hasta una moderna compostera de madera resultan espacios útiles. Siempre debes mezclar los residuos húmedos (son aquellos que se generan en la cocina, como las cáscaras, el café y las verduras en mal estado) con residuos secos que tengas a disposición (como viruta, aserrín, papel de diario y hojas caídas) para asegurarse una óptima descomposición y así evitar olores desagradables.

 

  • La mejor receta para no fallar en tu huerta es comenzar de a poco. Si bien querrás tener mucha producción y generar la mayor cantidad de comida posible, es importante crear un espacio que sea adecuado al tiempo y esfuerzo que podrás dedicarle. Si tienes más plantas de las que puedes cuidar, aquellas que estén desatendidas se pueden morir o enfermar. Lo mejor es comenzar de menor a mayor para ser capaz de cuidarlas con el cariño que merecen.