No botes las sobras de comida, conviértelas en abono orgánico

Publicado por: @lnkvrd el 16 marzo, 2016
abono

Miles de toneladas de residuos orgánicos son llevadas cada día hasta los vertederos de basura alrededor del mundo. En países industrializados por ejemplo, hasta 105 kg de alimentos en promedio se desperdician al año por persona. Este tipo de desechos puede ser un gran tesoro, pero termina enterrado, contaminando y generando gases nocivos. Sin embargo, es posible hacer desde casa un pequeño aporte para mejorar las cosas y de paso fabricar nuestro propio abono, un nutriente de primera para plantas y jardines, natural, económico y divertido. Te contamos cómo.

La mejor técnica para convertir los residuos en un abono poderoso es la del compostaje, nombre que se le da al proceso de descomposición natural de la materia orgánica en el que participan bacterias, hongos y pequeños insectos. Abonar con compost (producto final del compostaje) garantiza nutrientes básicos para las plantas, también ayuda en la absorción y retención del agua y facilita la circulación del aire bajo la tierra. Sin duda tus flores y jardines estarán mucho mejor.

Para comenzar, además de la voluntad, es necesario tener definido un espacio y un recipiente (compostador) adecuado a ese espacio, idealmente que esté al aire libre, bajo sombra, que tenga algún tipo de ventilación y que sea de fácil acceso. Lo que sigue es separar los residuos en el origen, es decir, antes de tirarlos a la basura, aquí algunos ejemplos de lo que puedes y no puedes usar:

  • Desechos verdes: Se pueden usar en general desechos frescos de cocina, restos de frutas y verduras por ejemplo, también sobrantes verdes de jardín, césped o incluso estiércol fresco de animales herbívoros, entre otros.
  • Desechos secos: Se pueden usar restos de podas, hojas secas, paja, césped seco, ceniza de madera no tratada, cartón y papel no tratados o cáscaras de huevo machacadas, entre otros.
  • Desechos no recomendados: Metales, plástico, vidrios, etc. Artículos desechables, papeles satinados, plastificados o impresos con tinta de color; productos químicos, comida cocinada, aceites y salsas, medicamentos, ceniza de madera tratada, productos lácteos, excrementos de animales carnívoros, entre otros.

Con el material definido lo que resta es llenar el contenedor, pero no olvides que es necesario tener los residuos bien troceados. Se recomienda comenzar con un poco de tierra en el fondo, luego alternar por capas material verde, en mayor proporción, y material seco. Verifica que la mezcla no esté compactada en exceso y que conserve un nivel de humedad medio. Procura que la capa exterior sea de material seco para proteger el proceso y finalmente remueve la mezcla periódicamente para asegurar aireación y distribución homogénea.

 

En un tiempo, cuando veas que la parte inferior de la mezcla se ha vuelto más oscura y huele a tierra, alégrate, es señal de que tu abono está listo. Felicitaciones, ahora puedes agregarlo a tus plantas y seguir ayudando al planeta con tu fábrica casera de compost.