Ojo con el consumo de embutidos
No solo en las parrilladas que es donde se consume una buena cantidad de carne, sino en otro tipo de comidas en las que incluimos salchichas y demás embutidos, nos dejamos llevar por el delicioso sabor de este tipo de alimentos. Lo cierto es que no muchas veces nos detenemos a pensar en el verdadero daño que se le hace al organismo una vez los consumimos.
Un estudio realizado en conjunto por varios países europeos, iniciado en la década de los noventas, pretendía observar el proceso que vivían cierto grupo de personas que incluían dentro de su dieta, las diversas formas de embutidos que encontramos en el mercado. Se siguieron miles de casos con el ánimo de conocer la influencia de la dieta, y ésta en específico, en la salud de una persona. Aunque hasta este momento los estudios continúan, sí se han conocido algunos resultados que afirman cómo el consumo de embutidos aumentan las posibilidades de contraer cáncer, y agravar las enfermedades cardiovasculares.
Alimentos como las salchichas, el jamón, carnes industriales como las hamburguesas, el salchichón, el salame, o los precocidos se han convertido en complementos idóneos de muchas preparaciones en nuestra familia, sin contar que son una excelente opción a la hora de comer fuera. No sólo son fáciles de cocinar, si no que dejan satisfechos a todos los que lo comen. Lo que ocurre es que estos alimentos contienen unos niveles de ácidos grasos supremamente elevados, y ni hablar del colesterol que va directamente a instalarse en nuestro torrente sanguíneo, impidiendo la óptima circulación de la sangre. La grasa ya es mucha, ahora la cantidad de sal es enorme, lo que también resulta en extremo prejudicial para la salud.
Durante el proceso de constitución de estos embutidos, se van agregando ciertas sustancias para obtener los colores deseados, lograr que el alimento dure por X tiempo y se parezcan más a cierto sabor; muchas de estas sustancias son las que contribuyen a la aparición de algún tipo de cáncer en las personas. La solución? la más drástica y recomendada es no consumir embutidos, pero sabemos que es difícil, por ello es recomendable que se disminuya su consumo dentro de la dieta de la familia, o que se escojan productos de mejor calidad, de marcas reconocidas y no comerlas demasiadas veces a la semana.
