Alimentos transgénicos
Los alimentos modificados genéticamente se han instalado en el día a día del consumidor. Este consumidor no sabe cuáles son, pues no van acompañados de un sello que los identifique y, posiblemente, tampoco es conocedor de los males que su consumo puede acarrear para la salud. Diversos estudios apuntan los numerosos problemas que actualmente este tipo de productos ya está ocasionando y que las personas desconocen por la escasa divulgación de los resultados. Existen numerosas razones para excluir este tipo de alimentos de la dieta diaria y llevar una rutina alimenticia sin riesgos. Aquí te presentamos los problemas que la comida modificada genéticamente ya está ocasionando.
Problemas en el hígado y los riñones
Los resultados de los análisis de varios estudios han concluido que los órganos más afectados por el consumo de los alimentos modificados genéticamente son el hígado y los riñones. El buen funcionamiento de ambos órganos es fundamental, ya que ayudan a expulsar las toxinas resultantes del proceso de metabolismo del cuerpo. Si no se toma precaución respecto a este tipo de alimentos, los efectos sobre el hígado y el riñón pueden ser devastadores, y conllevarán una rutina problemática para las personas que sufran sus efectos.
Cambios en el útero y el ciclo reproductivo
Aunque el estudio no se ha realizado aún con personas, sí que se ha hecho en roedores de laboratorio, y los resultados no pueden ser más preocupantes. Según concluye una investigación realizada en 2009 en Brasil, los ratones alimentados con soja modificada genéticamente mostraban cambios significativos en su útero y en su ciclo reproductivo. Por el contrario, las que fueron alimentadas por soja orgánica y las que ni siquiera recibieron soja, no mostraron ningún tipo de alteración durante el proceso de alimentación. Todo indica que los problemas registrados en estos animales podrían tener continuación en los seres humanos, poniendo en riesgo, sobre todo, a las mujeres.
Mayor tasa de mortalidad
En la línea de las investigaciones sobre otros parámetros se sitúa la de la tasa de mortalidad por consumo de alimentos modificados genéticamente. Diversos estudios han confirmado que los animales que consumían este tipo de productos sufrían una mortalidad un 90% mayor que los animales que eran alimentados con comida sin modificaciones. La muerte prematura es un mal que debe preocupar a toda la sociedad, un problema que se puede evitar optando por una alimentación basada en productos orgánicos. Además, aunque no provocase la muerte directa, la serie de problemas que causa en el organismo provocaría que una vida repleta de achaques.
Vinculación con el cáncer
La leche modificada con la hormona de crecimiento bovino que la empresa Monsanto lanzó al mercado contiene altos niveles de una hormona llamada “factor de crecimiento insulínico tipo 1”. Esta hormona, cuando se halla en grandes cantidades, está vinculada al cáncer de mama, al de próstata y al de colon en los seres humanos. Por tanto, este problema es un riesgo palpable y demostrado en la salud de las personas, que deberían optar por unos alimentos lo más naturales posibles para no sufrir enfermedades como éstas. La alimentación a base de productos modificados genéticamente conlleva poder sufrir estos problemas.
Esterilidad
Los estudios realizados en animales también evidenciaron que aquellos que fueron alimentados con comida modificada genéticamente sufrieron altos índices de esterilidad, lo que repercutía negativamente en su capacidad de reproducción de la especie. Un dato muy preocupante para la población humana, que podría tener problemas a largo plazo con su fertilidad, si bien es cierto que los casos hallados en humanos no han podido ser conectados directamente con el consumo de este tipo de alimentos, aunque tampoco totalmente descartados. Lo mejor es optar por la prudencia de no consumirlos.
Aumento de alergias
Paralelamente a las evidencias localizadas en torno al aumento de enfermedades como el cáncer en los seres humanos, que habían consumido una gran cantidad de alimentos modificados genéticamente, están también el aumento de las alergias. Poco tiempo después de que la soja modificada genéticamente fuera llevada al Reino Unido, las alergias en torno a este alimento aumentaron un 50% en la región. Un incremento impresionante que avisa de uno de los efectos secundarios de este tipo de comida. La exposición a su consumo puede derivar en una intolerancia al producto orgánico.
Permanecen durante más tiempo en el organismo
Uno de los riesgos menos conocidos de consumir alimentos modificados genéticamente es que muchos de sus componentes permanecen durante más tiempo en el organismo en comparación con un alimento orgánico. Esto conlleva que las sustancias nocivas que contienen sean más complicadas de eliminar, lo que puede acarrear un sinfín de problemas a medio y largo plazo para la salud de los seres humanos. Además, su consumo tiene menos beneficios para la salud que sus homólogos orgánicos, lo que hace difícil encontrar buenas razones para comerlos.
Resistencia a antibióticos
La resistencia a los antibióticos de los elementos propios de los alimentos modificados genéticamente son una preocupación relacionada con la inocuidad de estos productos, porque muchos de ellos se crearon utilizando genes resistentes a ellos. Si dichos genes se pudieran transferir de los alimentos al cuerpo humano, podrían desarrollarse bacterias resistentes a los antibióticos, con efectos perjudiciales para la salud. Esto podría provocar que si se ingiere alguna sustancia nociva para el cuerpo, fuese muy complicada su eliminación, debido a esta resistencia.
Perjuicios económicos
Los perjuicios no sólo tienen que ver con la salud, sino también con otros ámbitos como la economía mundial. El desarrollo de estos alimentos modificados genéticamente está en manos de unas pocas multinacionales que, si nada ni nadie lo remedia, terminarán controlando el mercado de alimentación. Además, no sólo controlan la producción de estos productos, sino de otros como los herbicidas específicos para estos alimentos. El monopolio en la producción de comida conlleva altos riesgos para la población, que no tendrá alternativas económicas y saludables ante estos alimentos previamente modificados.