El Tai Chi combatiendo el Parkinson
Empecemos por aclarar, que la enfermedad de Parkinson es un trastorno que afecta los movimientos musculares de una persona, ya que las células en el cerebro encargadas de controlar dichos movimientos comienzan a deteriorarse. generalmente afecta más a hombres que a mujeres y tienden a aparecer después de los 60 años.
Dentro de sus síntomas podemos reconocer temblores repetido en las extremidades, la mandíbula o la cabeza. También generan problemas de coordinación y motricidad, rigidez en el tronco y con el tiempo se dificultan actividades sencillas como el caminar. A nivel mental una persona con Parkinson también resulta afectada, pues puede sufrir episodios de depresión, aislamiento y dificultad para conciliar el sueño.
Lamentablemente es una enfermedad que no tiene cura, por lo que por medio de medicinas se logra controlar en cierta medida los síntomas que se padecen. Una alternativa muy interesante que puede llevarse de manera paralela al tratamiento con medicamentos es el Tai Chi, y te contamos porqué.
Podríamos decir que el Tai Chi es un tipo de gimnasia energética que mediante ciertos movimientos del cuerpo logra grandes cosas. Por ejemplo, regula la respiración, pues aunque esto sea algo involuntario, muchas veces nos dejamos afectar por lo que nos ocurre y empezamos a perder control, hiperventilar, volvernos ansiosos y desestabilizarnos completamente. Una persona con Parkinson genera ciertas posturas debido al deterioro de sus músculos, y como consecuencia presiona la caja torácica impidiendo el flujo normal de la respiración.
El Tai Chi se practica con movimientos precisos, lentos y estudiados pero muy sencillos. La idea es que la persona se concentre en su respiración y en lograr realizar los ejercicios. Es ideal hacerlos al aire libre, en la playa o en cualquier ambiente en el que haya naturaleza ya que proporciona relajación y la persona se siente más tranquila, alejada de las preocupaciones de su enfermedad.
Los huesos, los músculos y ligamentos necesitan estirarse, y esta rutina no es para nada exigente o agresiva, pero si mantiene en movimiento las piernas y los brazos, se contraen y se estiran, se mueve la cadera y se trabaja en una mejor postura que mejora la respiración congestionada. Se trabajan los pies y la forma como se apoyan en el piso, las manos y los dedos que tanto problema causan a una persona con Parkinson, también el cuello y su rotación leve para fortalecer sus músculos y mejorar la postura desde la cabeza, pasando por el torso hasta los pies.
Lo más importante es que con la repetición, la concentración y coordinación se intenta que el cuerpo no olvide sus movimientos naturales si no que por el contrario los mantenga frescos, pues el deterioro cognitivo que genera el Parkinson es agresivo y cuando la persona ve que es capaz de seguir una rutina de ejercicios aliviará un poco su autoestima, verá resultados un poco más inmediatos porque ve como su cuerpo va respondiendo a su propio ritmo. Además el que resulte relajante hace que bajen sus niveles de estrés y depresión y tengan una mejor actitud para vivir con su enfermedad, aceptarla y mejorar su calidad de vida.