Los peligros silenciosos de la deshidratación
En la actualidad, una de las causas más comunes de los malestares diarios que más interrumpen nuestras rutinas es la deshidratación. De hecho, la gran mayoría de las personas no san cuenta de la relación entre sus diferentes síntomas, pues la deshidratación suele pasar desapercibida hasta que la persona alcanza niveles críticos.
El problema es que los síntomas de la deshidratación pueden asociarse con una infinidad de fuentes, como es estrés, la gripa, etc. Lo que hace mucho más difícil su identificación. Algunos de los síntomas incluyen:
- Dolor de cabeza
- Irritabilidad
- Debilidad
- Antojos de azúcar y sal
- Mareo
- Vómitos
- Orina oscura
- Resequedad en la boca
- Náusea
Muchas personas viven con algunos de estos síntomas como parte permanente de su diario vivir, personas con dolores de cabeza crónicos, fatiga, irritabilidad, debilidad y antojos. Muchas personas asumen que sus exigencias diarias son las causantes, que tal vez trabajan demasiado, pero lo cierto es que mantener un cuerpo debidamente nutrido e hidratado hace una diferencia inmensamente grande en la forma que se desarrolla nuestra vida diaria.
Ahora, es cierto que la solución es estar siempre hidratado, para evitar confusiones y malestares provenientes de la deshidratación, pero mantenerse hidratado va más allá de beber un vaso de agua de un trago cuando la sed te tenga del cuello.
La manera correcta de hidratarse es tomar agua lentamente durante el día, de dos a cuatro onzas cada vez, y siempre acompañar las comidas con suficiente agua. Siempre es importante recordar que el cuerpo humano es en su mayoría agua, lo que quiere decir que una buena hidratación es esencial para que este funcione correctamente; pero si tratamos de hidratarnos de golpe, podemos crear el efecto contrario, y el exceso crear una reacción en los riñones que dé como resultado mayor eliminación de agua.
La deshidratación no debe tomarse a la ligera, porque aunque sea discreta, puede ser fatal, así que conocer nuestros propios cuerpos y empezar a reconocer los momentos en los que la deshidratación pueda estar creando malestares, de modo que se mantenga bajo control, y nunca alcance niveles críticos.