El poder del perdón para ser libres y felices
El perdón es tal vez uno de los conceptos sobre los que más se ha teorizado, incluso se ha mal interpretado y se le ha puesto en un pedestal tan inalcanzable que aquel que lo logre obtener, tendrá un regalo muy grande. Sin embargo no debe ser así de inaccesible, no debe tomarse como un obsequio que le das a alguien porque para ti mismo también tiene beneficios, y son muchos.
Pedir perdón o darlo, es algo que la mayoría de seres humanos hemos experimentado en nuestra vida varias veces, o al menos una, y sabemos que es muy delicado todo lo que conlleva al rededor. Lo hemos vivido en una medida muy pequeña cuando accidentalmente le hacemos daño físico a alguna persona, sin ninguna intención, le ofrecemos nuestras disculpas y esperamos que nos perdone. Allí no es difícil perdonar porque un accidente le ocurre a cualquiera y cuando el otro muestra arrepentimiento, es noble de nuestra parte aceptar sus disculpas y seguir adelante.
Pero cuando el daño es en gran medida, cuando nuestras emociones se ven muy afectadas y se trata de un dolor que pesa demasiado, perdonar se vuelve impensable. Aunque nos parezca en extremo difícil, hay que entender varios puntos para poder recuperar nuestra estabilidad emocional, ser libres y felices de nuevo.
El primer punto a entender, es que sea lo que sea que haya pasado, está ahí, en el pasado y ya no hay nada que hacer para cambiar un hecho que ocurrió. Lo que si puedes cambiar es la manera como escoges vivir tu vida con ese hecho de aquí en adelante. Si ya sabes que no puedes cambiar el pasado, entonces no hay porqué cargar con un resentimiento que alimentas cada día recordando y reviviendo momentos, por lo tanto trayendo dolores y sintiéndote peor.
No decimos que debes dejar de sentir dolor al otro día, solo que asumir una mejor actitud ante el problema garantiza que no llevas esa amargura viva, sino que de hecho se va disipando y cada vez puedes sentirte mejor.
Imagina que llevas un peso encima, como una piedra que debes cargar a donde vayas, cuando duermes, cuando te bañas, en el trabajo, cuando sales y haces deporte, en fin a todos lados. Es una situación invivible y es lo que pasa cuando no dejas ir, no sueltas lo que debe abandonar tu vida y te dedicas a un nuevo presente con miras a un mejor futuro.
No pienses que debes hacerlo de inmediato. Cuando alguien te hiere y te sientes tocando fondo, permítete vivir el dolor, no lo reprimas, deja que salga y si prefieres buscar apoyo en alguien está perfecto. Si por ello te piden perdón una y otra vez simplemente tómate tu tiempo y no digas NO de una vez, solo pide espacio para reflexionar con calma sin agrandar el problema con reclamos, gritos y más dolor. Piensa en cómo vas a vivir de aquí en adelante con la persona que te hizo daño, si es imposible alejarla de tu vida porque son familia o están muy involucrados entonces ten un acto de amor contigo y con esa persona. No alimentes rencor con odio, pues el perdonar a alguien no es decirle que tuvo la razón en herirte, es solo dejar atrás lo negativo y soltar esa piedra que no quieres llevar a todos lados.
Aceptar lo que pasó es el primer paso, conversar con los implicados y saber como pueden llevar una relación cordial mientras tu corazón sana, poniendo de parte y parte, porque si hay algo cierto es que el perdonar a alguien no es trabajo de uno solo, es liberar y limpiar de parte del afectado y enmendar con acciones amorosas y bondadosas por parte de quien hizo el daño. Como todo, es un proceso que si se hace correctamente desde el inicio puede tener un final feliz.