Excesiva pérdida de especies antes de ser descubiertas
Si fuéramos a considerar un numero sobre la biodiversidad de especies que habitan la Tierra las cifras estarían entre seis y cien millones el número. Y para tu conocimiento los científicos solo conocen, en el mejor de los casos, menos de un tercio. Cada vez se descubren más especies, pero el ritmo de destrucción, causado por el ser humano, provoca la extinción de muchas de ellas sin que se conozcan ni se puedan aprovechar. Por suerte existe una organización gubernamental conocida por sus siglas como “GBIF” (Infraestructura Mundial de Información en Biodiversidad), y se definen como el proyecto “Genoma Humano” de la biodiversidad, la cual tiene como objetivo proporcionar información de base sobre los seres vivos en la Tierra y dan acceso público a millones de registros de miles de colecciones, proyectos y administraciones.
Sobre la biodiversidad del planeta y según esta organización, en la actualidad, se han descrito cerca de dos millones de especies. Y de más de la mitad sólo se conocen uno o muy pocos ejemplares. Como mencionamos antes, la biodiversidad es un concepto complejo que desafía en número y complejidad a nuestro entendimiento. Las estimaciones más conocidas y respetadas cifran este número entre seis y cien millones.
Y lo cierto es que, esta discrepancia da idea de lo mucho que nos falta por saber, con probabilidad esta sea una información que puede ser vital para la medicina o para combatir plagas o sequías. Pero a pesar de ello, los medios dedicados a estudiar la biodiversidad son ridículos si se comparan con los de otras disciplinas científicas.
Andrew Hamilton, de la Universidad de Melbourne, asegura que el número de especies sería mucho menor que estas estimaciones, unos cinco millones y medio. El problema es que al ser estimaciones, se llega a diferentes números en función de los datos de partida (sobre los que en general hay consenso) y de la metodología aplicada. En el planeta puede haber tanto cinco millones como cien millones de especies biológicas. El hecho es que, en el mejor de los casos, conocemos menos de un tercio y que al destruir o alterar los ecosistemas naturales, se acelera su desaparición sin que dé tiempo a descubrirlas y estudiarlas.
El 2010 fue el año de la biodiversidad. Y no fue muy alentador saber que no se consiguieron los objetivos de la Convención de Diversidad Biológica, según señalaron varios expertos. Ni siquiera se discute que a finales del año 2010 no se estuvo ni siquiera cerca del objetivo de «reducir significativamente el ritmo actual de pérdida de la diversidad biológica en los planos mundial, regional y nacional como contribución a la mitigación de la pobreza y en beneficio de toda la vida sobre la Tierra».
Las causas son bastante complejas. Pero la respuesta es corta, «porque los países no han hecho lo suficiente». A partir de ahí, hay páginas y páginas sobre las razones. Es verdad que se trabaja para aprender de este fracaso y se toman acciones, pero no son lo suficientemente rápidas.
Estamos ante un panorama triste donde no alcanzamos a ver la luz. Hasta el aire se torna irrespirable, la falta del agua potable nos asedia, nos morimos de enfermedades que se desarrollan de la nada o no hay comida, donde lentamente se hace poco a poco de la Tierra un lugar inhabitable. Para ser «los listos» de las especies biológicas no lo hacemos muy bien. La biodiversidad tiene consecuencias muy directas sobre nuestro estar en la tierra y nuestro futuro.
Entonces, estamos de acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), desde donde se asegura que en la actualidad se causa una sexta extinción masiva de especies provocada por el ser humano.
En efecto, si las pasadas grandes extinciones las provocaron fenómenos naturales dramáticos (la última, hace 65 millones de años, causada por el impacto de un meteorito gigante), en la actual el responsable es el Homo, supuesto, Sapiens. Y para que entiendas este fenómeno causado por el hombre, en las zonas tropicales se concentran la mayor parte de la biodiversidad del planeta y el ritmo de destrucción de la selva tropical es del 1% anual.
Desde los portales de la GBIF, cualquiera puede obtener respuestas sobre qué especies hay en qué sitio y cuándo se registraron. Ahora están disponibles más de 200 millones de registros. No obstante, están orientados a científicos y profesionales y, por ello, las consultas han de hacerse por el nombre científico. Si se quiere saber dónde se encuentran níscalos, hay que introducir «Lactarius deliciosus». Se pueden combinar con datos geográficos, climáticos, moleculares y de otra índole para hacer análisis que den respuesta a cuestiones científicas y sociales (planificación y conservación del territorio, etc.).
El GBIF se ha puesto como plazo el año 2012 para publicar en Internet, de forma gratuita, toda la información disponible sobre los organismos vivos conocidos en el mundo. Pero la pregunta clave ahora es si: ¿Lograrán su objetivo? Vamos a estar un poco lejos de hacer disponible «toda» la información disponible. Sin embargo, los logros de GBIF no han sido insignificantes. Nunca antes ha sido posible tener una idea representativa de qué especies se han registrado para un territorio, quién las registró, dónde están los ejemplares científicos estudiados, con qué intensidad se prospectó el territorio, cuándo, etc. Al menos se sabe hoy más que ayer en cuanto a diversidad de especies. GBIF ha revolucionado la manera de conocer y gestionar la biodiversidad.
Después del año 2012, es de esperar que GBIF se consolide como infraestructura científica de datos de biodiversidad. Por una parte, queda una enorme cantidad de datos de especies que agregar. Por otra, es necesario que GBIF se integre con otras infraestructuras científicas similares, como algunas de datos moleculares o ecológicos.
GBIF utiliza los datos del Catálogo de la Vida para la «navegación» por la clasificación biológica y los nombres de las especies. La Enciclopedia de la Vida está enlazada con GBIF para dar información sobre ejemplares y presencia de cada especie. De esta manera estas iniciativas colaboran entre si y se complementan.
GBIF se mantiene gracias a la colaboración de sus 53 países miembros, en su mayoría, a través de los ministerios de Ciencia. En todo el mundo, miles de personas contribuyen a GBIF. El secretariado internacional, ubicado en Copenhague (Dinamarca), tiene una plantilla de 20 personas. Por otro lado en la Unidad de Coordinación de GBIF España se ha pasado de nueve a seis personas, tras los recortes presupuestarios del pasado año. El trabajo de las personas que trabajan «para GBIF» se centra en los aspectos más informáticos de la infraestructura. Esta parte del trabajo puede resultar menos vistosa y atrayente, pero los datos biológicos y la gente que los genera y compila son lo más importante en GBIF.
Gracias a los esfuerzos de estas organizaciones, se sirven más de seis millones de registros de especies del planeta. Ayudemos a la conservación, detengamos la destrucción del ambiente para que se detenga la extinción de las especies y puedan sobrevivir.
Fuente: noticias-ambientales-internacionales.blogspot.com